Electrizante
Para ser honesto no había pensado en lo electrizante que podría ser su compañía.
La manera más sencilla y evidente de percibirla es como alguien alegre, dinámica, risueña, amable, abrazadora y contagiadora de ese “no sé qué” que a todo el mundo le encanta.
Pero esa mañana, todo fue diferente.
Como un gélido abrazo, las corrientes de aire inundaban lo que por años había sido el paraíso y mostraban como una turbia premonición lo que acontecería.
Debía ser una increíble conversación.
Debía ser un momento maravilloso.
Debía ser el inicio de algo increíble.
Debía ser tantas cosas que al final no fueron.
Y es que había planeado cómo hablar, cómo interactuar, cómo expresar sus más nobles sentimientos y ante tal cascada de alegría y dinamismo, él solo se quedó pasmado, tímido … arrinconado.
Las grandes ideas que solían pasar por su mente se desvanecieron al sentir la cercanía de sus brazos.
Sus palabras elocuentes se convirtieron en un titubeo desalentador ante el temor que sentía al verla fijamente a los ojos.
Y todo lo que día a día había soñado que podía expresar, ser y tener a su lado se marchó, así como lo hizo ella, cuando ante su electrizante compañía, quedé pasmado.
Muralla China: Episodio2: Silencio
Las mañanas han sido como lo creí en mi pensamiento anterior: maravillosas.
¡Auxilio, Socorro! (43)
En el momento de más angustia, mis lágrimas ganaban oro en la sincronía de mi desesperanza. Cuando veía todo más que oscuro, ni el sol más candente podía mostrar una vía mínima para sobrevivir.
Siempre que vuelves
Siempre que vuelves
Pierdo la cabeza
Pierdo la razón
Pierdo el corazón
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