Veintiocho de marzo
Le dije lo maravillosa que eras.
Lo encantado que estaba cuando sonreías.
Lo delirante que podía ser para mi tan solo escucharte.
Y el ritmo de mi corazón al tocarte.
Le descubrí mi corazón completamente.
Me desnudé ante su mirada y como si se tratara de una broma inesperada, el verdugo no usó su máscara ni su espada…
Al contrario, sentí su sonrisa complaciente
Al contrario, sentí su abrazo amigable
Al contrario, sentí su consejo amable
No morí ese día aunque muerto estaba ya, pero él me levantó, me animó y me declaró lo que había en su corazón.
¡Wow! No lo podía creer… de hecho, aún sigo sin poderlo entender y en la más eterna gratitud con aquella tarde un de clima tranquilo y poco soleado, sin pensarlo demasiado empecé a escribir “Señor, su hija me encanta…” carta abierta que me ha robado el corazón y el suyo a la vez.
Nunca más habrá un veintiocho de marzo como aquél, aunque sí me gustaría que ocurriera porque encontré que los verdugos fácil, rápida y sorpresivamente se pueden convertir en tus amigos.
Muralla China: Episodio2: Silencio
Las mañanas han sido como lo creí en mi pensamiento anterior: maravillosas.
¡Auxilio, Socorro! (43)
En el momento de más angustia, mis lágrimas ganaban oro en la sincronía de mi desesperanza. Cuando veía todo más que oscuro, ni el sol más candente podía mostrar una vía mínima para sobrevivir.
Siempre que vuelves
Siempre que vuelves
Pierdo la cabeza
Pierdo la razón
Pierdo el corazón
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